domingo, 15 de mayo de 2011



¿Qué hay en el aire?



Una propuesta...una invitación a una aventura.



La emoción sube a la superficie y la adrenalina comienza a relegar cualquier intento de sensatez.



LA imaginación comienza a alimentar el deseo de perseguir esa fantasía.



Uno o dos pensamientos atrevidos cruzan la mente. Un poco tímidos al principio...más agresivos al final.



La conciencia y la razón son llevados al olvido, por la misma exitación que se puede respirar.



El corazón late al máximo y la sangre se dispara por todo el cuerpo, creando una sensación de libertad.



Los sentidos están listos, para disfrutar, para deleitar, para perderse en el sinfín de emociones próximas a surgir.



Todo parece estar bien, pero los sentimientos hacen dudar...



Su posición debe ser cuidadosamente elegida; si participan, al final de la aventura puede crearse un vació muy frió; si participan pueden quedar enganchados y sufrir lentamente hasta que el tiempo los haga resignarse.






Dichosos los seres que pueden encerrar esos sentimientos, y no darles la oportunidad de emerger al exterior.

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