¿Qué hay en el aire?
Una propuesta...una invitación a una aventura.
La emoción sube a la superficie y la adrenalina comienza a relegar cualquier intento de sensatez.
LA imaginación comienza a alimentar el deseo de perseguir esa fantasía.
Uno o dos pensamientos atrevidos cruzan la mente. Un poco tímidos al principio...más agresivos al final.
La conciencia y la razón son llevados al olvido, por la misma exitación que se puede respirar.
El corazón late al máximo y la sangre se dispara por todo el cuerpo, creando una sensación de libertad.
Los sentidos están listos, para disfrutar, para deleitar, para perderse en el sinfín de emociones próximas a surgir.
Todo parece estar bien, pero los sentimientos hacen dudar...
Su posición debe ser cuidadosamente elegida; si participan, al final de la aventura puede crearse un vació muy frió; si participan pueden quedar enganchados y sufrir lentamente hasta que el tiempo los haga resignarse.
Dichosos los seres que pueden encerrar esos sentimientos, y no darles la oportunidad de emerger al exterior.
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