mirándome con curiosidad y ternura,
abrazándome tan fuerte y suave,
que me acurruque de nuevo en tu pecho.
Me sentí a tan segura y protegida,
que no recordaba algún momento
de similar intensidad que dejara
tranquilo mi espíritu.
El tiempo pasaba y no quería
quebrar el escenario con algún
movimiento torpe
y desaparecer el encanto.
Sentí como tu pulso aumentaba,
y contagiaste mi corazón, quien comenzó
a seguirte en su veloz andar.
Tu mano tomo mi rostro y
me llevaste a tu boca...me besaste.
Fue una mezcla de sentimientos
que recorrieron toda mi espalda
y que hacia recordar un sabor conocido,
placentero...
Pero en un instante...todo se desvaneció y tuve que despertar...
y de pronto...te extrañe...como se extraña el sol en una mañana nublada
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