Las frases sin sentido, las palabras absurdas, son solo un reflejo de las mil cosas que
mi corazón quiere decir y mi boca torpemente alcanza a emitir sonidos incoherentes.
Los comportamientos erráticos que mi cuerpo hace frente a ti,
son solo consecuencia del deseo que intento detener para no salir corriendo a abrazarte.
Es una tortura lo que siento por ti;
guardarlo o demostrarlo;
ser vulnerable ante al fracaso,
ser feliz ante lo superficial.
Es el dilema del diario vivir.
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